Queratoconjuntivitis Vernal

Se trata de una enfermedad inflamatoria de la conjuntiva bilateral, afecta a ambos ojos.

Epidemiología:

La edad de aparición es generalmente antes de los 10 años, permanece entre 2 a 10 años resolviéndose normalmente en la pubertad tardía. Predomina en niños en edades precoces, siendo igual de frecuente en niños que en niñas en edades tardías.

Esta enfermedad se da clásicamente en niños de climas cálidos y secos. El área mediterránea y el oeste de África son las áreas con mayor número de pacientes.

Hay una historia significativa de atopia, como asma o eczema, en el 40-75% de los casos. Historia familiar de atopia en el 40-60% de los casos.

Es común el empeoramiento coincidiendo con ciertas estaciones como la primavera pero los pacientes pueden tener síntomas todo el año.

Manifestaciones:

Signos y tratamiento de la queratoconjuntivitis vernal

Signos de la Queratoconjuntivitis Vernal

La conjuntiva desarrolla una reacción papilar, principalmente en el limbo o tarso superior. Una secreción mucosa espesa tiende a asociarse con las papilas tarsales.

Los hallazgos en la córnea pueden amenazar la visión. Van desde un punteado superficial a una úlcera corneal en los casos más graves. Cuando se consigue la curación de este último estadio puede quedar una cicatriz corneal residual que afecte al eje visual.

Tratamiento de la Queratoconjuntivitis Vernal

Como cualquier condición alérgica, evitar los alérgenos es importante. A menudo es muy difícil en estos pacientes debido al gran número de antígenos a los cuales reaccionan.

Como medidas de sostén para un mayor confort destaca una adecuada lubricación ocular y la aplicación de compresas frías sobre los párpados.

El primer escalón en el tratamiento de la queratoconjuntivitis vernal son los inhibidores de la degranulación del mastocito y los antihistamínicos tópicos. Se trata de medicamentos que pueden darse para prevenir los brotes y como coadyuvantes a los corticoides en el caso de que se haya producido una exacerbación de la enfermedad.

Para un paciente con un brote significativo un ciclo corto de tratamiento con corticoides tópicos será necesario. Deben ser disminuidos de forma rápida a la dosis mínima en la que el paciente esté controlado. Como en cualquier enfermedad ocular crónica, los riesgos del uso prolongado de los corticoides son el glaucoma y el desarrollo de cataratas.

Para evitar los efectos secundarios de los corticoides, se ha estudiado el papel de inhibidores de de la liberación de la IL-2 como son los inhibidores de la calcineurina: ciclosporina A y tacrolimus. Se trata de agentes “ahorradores de corticoides” que permiten el control de la enfermedad espaciando la necesidad de ciclos de corticoides y con ello disminuye la posibilidad de los efectos secundarios de los mismos.

Hasta el momento en España no hay ningún fármaco comercializado de pomada de tacrolimus. Los oftalmólogos recetamos este medicamento en aquellos pacientes que lo necesitaban, a través de fórmulas magistrales. En cuanto a la ciclosporina desde hace poco tiempo sí que existe una formulación comercial en nuestro país.

El manejo de la enfermedad ocular alérgica severa es complicado y requiere que sea realizado por un especialista en córnea y superficie ocular con experiencia en el manejo de estas patologías. Si la enfermedad no se controla de manera adecuada puede traer consigo complicaciones como las cicatrices en la córnea previamente comentadas o la aparición de queratocono, el cual es hasta 4 veces más frecuente en la población con alergia severa. Estas complicaciones pueden conducir a pérdidas de visión importantes que incluso lleguen a requerir la realización de un trasplante de córnea en los casos más extremos.

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