La visión a partir de los 65 años

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A medida que nos hacemos mayores, el riesgo incrementado de sufrir problemas de visión hace que las revisiones regulares de la vista se vuelvan algo indispensable. En efecto, nuestra visión a partir de los 65 años sufrirá cambios, algunos de ellos pueden requerir algún tipo de intervención, lo que nos debe hacer prestar atención a proteger nuestros ojos. Someternos a revisiones periódicas nos ayudará a detectar posibles problemas cuanto antes y tratarlos adecuadamente.

No obstante, esto no quiere decir que no podamos mantener una excelente visión a partir de los 65 años. Llevando unos hábitos de vida saludables y realizando nuestras revisiones periódicas con nuestros oftalmólogos, podremos en muchos casos prevenir y tratar aquello que pueda acontecer.

¿Por qué perdemos la visión con la edad?

A lo largo de nuestra vida experimentamos cambios en el rendimiento de nuestra visión, siendo estos mucho más pronunciados a partir de los 60 o 65 años. Con la edad, el cristalino se vuelve menos elástico, lo cual dificulta la visión nítida a distancias cortas y los ojos pierden capacidad de acomodación. Esto hace que tengamos que alejar ciertos objetos para poder verlos con mayor detalle.

Muchos de los cambios que experimentamos son completamente normales y asociados a la edad. Problemas muy comunes como la aparición de la presbicia (vista cansada) o cataratas pueden corregirse gracias a la aplicación de un tratamiento adecuado.

No obstante, existen enfermedades oculares que, aunque también estén relacionadas con el envejecimiento, son bastante más graves y pueden suponer grandes problemas para nuestro día a día y empeoran con el tiempo. Algunos ejemplos son el glaucoma o degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

Problemas más comunes de la visión a partir de los 65 años

Según el Instituto Nacional de Estadística, en España en el año 2020, un 23,9 % de las personas mayores de 65 años reconocían una discapacidad visual significativa. Datos que van en incremento con los años y que suponen un gran impacto de salud pública teniendo en cuenta el envejecimiento progresivo de la población.

Las deficiencias y problemas visuales más frecuentes en personas mayores de 65 años son:

  • Presbicia: también conocido como "vista cansada", es un problema que empieza a aparecer a partir de los 40 años, empeorando progresivamente y llegando a su valor máximo alrededor de los 65 años. Es el problema visual más frecuente entre las personas mayores. Se caracteriza por la disminución de la elasticidad del cristalino y la progresiva incapacidad para enfocar en cerca, lo cual provoca la pérdida de la habilidad para ver objetos cercanos con nitidez. El uso de gafas de cerca es la solución más sencilla para este problema, aunque también tiene una solución quirúrgica (cirugía de presbicia) que proporciona una independencia de gafas a todas las distancias.
  • Cataratas: condición muy frecuente a partir de los 65 años. Se trata de una opacidad progresiva del cristalino que impide que la luz pase a través de él. Van produciendo una alteración gradual de la visión y si se dejan evolucionar demasiado pueden llegar a impedir de forma significativa la vista. Hoy día se trata de una afección que puede corregirse por completo gracias la cirugía de catarata, intervención extremadamente segura y efectiva.
  • Degeneración macular: Es una de las causas más frecuentes de pérdida de visión en pacientes mayores de 60 años en el mundo desarrollado. Es consecuencia de la acumulación de sustancias de desecho en la parte central de la retina lo que causa una pérdida de vista central y visión deformada. La mayoría de los pacientes sufren síntomas leves. Sin embargo, un 10-15% de los pacientes con DMAE, sufren pérdida severa de la visión central. Hay que destacar que la DMAE por sí sola nunca conduce a la ceguera total, ya que incluso en las formas más agresivas, se mantiene siempre la visión periférica. Hay un tipo de DMAE llamada DMAE húmeda o DMAE exudativa en la que existe una pérdida brusca de visión central que hace que algunos pacientes vean una mancha negra fija en el centro de la visión o comiencen a ver los renglones torcidos. Se produce porque un vaso de mala calidad invade la retina y deja escapar líquido produciendo hemorragias o edema (“encharcamiento”) de la mácula. En esta forma, es fundamental el diagnóstico y tratamiento precoz pues para este tipo de degeneración macular existe tratamiento efectivo.
  • Glaucoma: Se trata de una enfermedad que afecta al nervio óptico y cuyo principal factor de riesgo es tener la presión intraocular elevada. Es mucho más frecuente en personas mayores de 60 años y se trata de una enfermedad que no da síntomas, por lo que es de vital importancia la detección precoz en revisiones oftalmológicas rutinarias. El glaucoma puede ser controlado con gotas para ojos, con láser o con cirugía. Un glaucoma no controlado puede resultar en pérdida de la visión y ceguera.
  • Retinopatía diabética: se trata de una de las complicaciones más comunes de la diabetes no controlada. La retinopatía diabética se desarrolla lentamente y sin presentar señales tempranas de alerta, por lo que debemos asegurarnos de hacer revisiones de los ojos mediante un examen con pupila dilatada por lo menos una vez al año.

¿Cómo proteger nuestra visión durante la vejez?

Una dieta saludable, proteger nuestros ojos de la exposición prolongada al sol, no fumar y llevar un estilo de vida sano es nuestra mejor defensa para prevenir problemas oculares relacionados con la edad. Sin embargo, hay patologías oculares con una importante carga genética y que son independientes del estilo de vida que llevemos. En ellos, una detección precoz es imprescindible para mantener la vista muchos años.

Es aconsejable que las personas mayores de 65 años visiten a su oftalmólogo al menos una vez al año para un examen completo de su visión. Esta es la mejor opción para detectar a tiempo la aparición de posibles problemas oculares y tratarlos a tiempo para evitar que empeore nuestra calidad de vida.

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